Horacio Accavallo se consagró campeón mundial de boxeo en la categoría mosca el 1º de marzo de 1966, al derrotar por puntos en Tokio, Japón, al local Katsuyoshi Takayama. Dueño de una gran inteligencia que lo hizo sobresalir dentro y fuera de ring, Horacio nació y vivió hasta su adultez en Villa Diamante.
Horacio comenzó a trabajar desde niño como cartonero y botellero y como trapecista y faquir en un circo, hasta que logró poner un comercio en Villa Diamante.
Quiso ser futbolista en Racing, club del que era hincha, pero cuando se abrió un gimnasio en su barrio se dio cuenta que tenía condiciones para emprender una nueva carrera que lo llevaría a coronarse campeón mundial en Tokio. En Villa Diamante Juan Aldrovandi y Héctor Vaccari fueron sus maestros.
Su regreso a la Argentina fue apoteótico. Subido a un camión de los Bomberos Voluntarios de Lanús fue seguido por una multitud desde el aeropuerto de Ezeiza hasta el Luna Park. Era el segundo argentino en obtener ese título luego del conseguido por otro vecino lanusense, Pascual Pérez, en 1954.
Lo expertos en boxeo coinciden que su mayor atributo era la inteligencia, facultad que también demostró para saber invertir sus ahorros en comercios que lo alejaron para siempre de aquella vida de privaciones.
Su primer comercio fue un depósito de metales que abrió con lo que había ganado en el circo. A los 20, instaló un corralón de materiales. Y a los 27, inauguró la Galería Horacio Accavallo en Osorio y Warnes, en Villa Diamante.
Pero su negocio más conocido fue el de artículos deportivos. Uno de esos locales, llamado “El Campeón”, todavía funciona en Caseros al 2700, en Parque Patricios.
Como campeón mundial defendió el título en tres ocasiones y luego se retiró. Su explicación: “Si llego a perder, dejaré de ser campeón. Pero si me retiro ahora, seré campeón mundial por siempre”. Lo fue y lo es.
Casado con Ana María, tuvo cuatro hijos: Analía, Silvana, Horacio y Gustavo.
La vida le daría un golpe demasiado duro: la muerte de su hija Silvana, atropellada por una camioneta en 1998.
Horacio siempre supo quién era y de dónde venía. En octubre de 2001, participó de la primera Jornada Multisectorial sobre Reciclado y Recicladores que se llevó a cabo en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Allí, fue elegido presidente honorario de la Mesa Coordinadora de Recolectores de Residuos de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano.
También tuvo un tiempo para su espíritu artístico: En 1968, junto a la cantante Simonette, participó de la película “Destino para dos” y en 1995 puso su voz en la introducción de las canción “Piñas van, piñas vienen”, de 2 Minutos, la banda punk oriunda de Valentín Alsina. Allí dice: “No me bajes los brazos, pendejo. Vamos todavía”.
Horacio Accavallo murió a los 87 años, el 14 de septiembre de 2022. Ese día, como todos los 14 de septiembre, se celebraba el Día del Boxeador.